Por JOSÉ ANTONIO LÓPEZ MEDINA
Es frecuente observar en invierno, en el cielo malagueño, un tipo de nube muy singular la cual perseguimos todos los observadores del cielo por su imponente plasticidad: los altocumulus lenticularis.
En diciembre de 2.003 observé desde Chilches cómo uno de estos altocúmulos permaneció durante casi tres horas en la Bahía de Málaga. Se trata de un tipo de nube de forma lisa y redondeada, parecida a una lente. A menudo suelen aparecer solapadas unas a otras, como formando un collar nuboso de enormes lentejas.
Esta nube está asociada casi siempre al efecto Föehn, que aparece cuando el viento sopla con intensidad fuerte, en una dirección fija, durante bastante tiempo y que además tiene que sortear el perfil de una cordillera. La Bahía de Málaga, a sotavento de los vientos terrales (con frecuencia fríos y fuertes en los temporales de invierno) y resguardada de esa multitud de sierras que tenemos en el interior, es un lugar propicio para que este fenómeno se produzca y con él la aparición de los altocúmulos lenticulares.
Aquel 29 de diciembre me topé con la lapa, así llamé al altocúmulo, una asombrosa y enorme nube que se quedó anclada en el cielo desde media tarde hasta que desapareció el sol, adquiriendo el carrusel de colores que acompaña a las nubes altas y medias cada puesta, adquiriendo una peculiar forma y actitud parecidas a la de estos moluscos… o quizás a un champiñón, un sombrero, un ovni… sin duda fue una nube distinta.
Es frecuente observar en invierno, en el cielo malagueño, un tipo de nube muy singular la cual perseguimos todos los observadores del cielo por su imponente plasticidad: los altocumulus lenticularis.
En diciembre de 2.003 observé desde Chilches cómo uno de estos altocúmulos permaneció durante casi tres horas en la Bahía de Málaga. Se trata de un tipo de nube de forma lisa y redondeada, parecida a una lente. A menudo suelen aparecer solapadas unas a otras, como formando un collar nuboso de enormes lentejas.
Esta nube está asociada casi siempre al efecto Föehn, que aparece cuando el viento sopla con intensidad fuerte, en una dirección fija, durante bastante tiempo y que además tiene que sortear el perfil de una cordillera. La Bahía de Málaga, a sotavento de los vientos terrales (con frecuencia fríos y fuertes en los temporales de invierno) y resguardada de esa multitud de sierras que tenemos en el interior, es un lugar propicio para que este fenómeno se produzca y con él la aparición de los altocúmulos lenticulares.
Aquel 29 de diciembre me topé con la lapa, así llamé al altocúmulo, una asombrosa y enorme nube que se quedó anclada en el cielo desde media tarde hasta que desapareció el sol, adquiriendo el carrusel de colores que acompaña a las nubes altas y medias cada puesta, adquiriendo una peculiar forma y actitud parecidas a la de estos moluscos… o quizás a un champiñón, un sombrero, un ovni… sin duda fue una nube distinta.
Fuente: http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009053000_13_262891__Portada-de-Malaga-lapa-sobre-Bahia-Malaga
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